La sociedad del “Pienso, luego existo” nos sacó de una parálisis “el oscurantismo de la edad
media” a otra parálisis “el oscurantismo de la razón”, un monstruo que ignora el cuerpo y
olvida una de las leyes que posibilita la vida y le da sentido al universo: el movimiento.
Para activar el ser, creamos experiencias sensibles que trascienden la razón, superan el ego,
conectan con el amor propio para potenciar las habilidades blandas y crear en los
participantes capacidades de liderazgo, comunicación e innovación.
Un cuerpo en movimiento, crea una energía que hace fluir la luz que alimenta el alma sana la
mente y desarrolla la creatividad capaz de hacer de la vida una obra de arte.