En un mundo de verdades absolutas que niegan la creatividad y la curiosidad nos volvemos ciegos de ver siempre igual y de la misma manera.
Para ver de nuevo, creamos espacios de apertura y resignificación que provocan un mirar diferente para descubrir otras formas, otras visiones, otras perspectivas de la vida.
Todo instante de asombro es producto de una mirada estética; es decir, una mirada libre de prejuicios que es capaz de ver todo eso que realmente tiene el universo para recargarnos de vida, energía, paz, aprecio, satisfacción, abundancia.